22 may 2010

El librero de una librería especializada en libros usados

Librería (fachada)Una tarde que tenía medio tonta pasé cerca de la tienda de libros usados y se me ocurrió entrar. El dueño antes tenía la tienda en otra parte de la ciudad y desde que la trasladó no había entrado. Generalmente no me gusta que los comerciantes me den la lata cuando estoy mirando algo que puedo comprar, sea del género que sea la tienda y el producto. Así que esa vez hice lo mismo que suelo hacer en otros comercios, si nadie me da la lata yo voy a lo mío. Comencé a ojear con calma los estantes y como suele ser habitual en mí me detuve más en la sección de lengua inglesa que en el resto. Aunque yo no me estaba fijando en el librero, él si que debía estar fijándose en lo que hacía mientras ojeaba los libros. Se me acercó y atentamente me comentó que si estaba interesado en la sección podía ver más libros en la parte de atrás. Sorprendido por el comentario y porque yo no había visto ninguna “parte de atrás” le di las gracias por el ofrecimiento y continué ojeando los libros.
Cuando terminé de ojear lo que me interesaba de las estanterías de la tienda decidí preguntarle por ese ofrecimiento extraño sobre ver más libros. Amablemente me abrió una vieja puerta y fuimos a dar a lo que venía a ser la parte trasera de la casa. Miles de libros se agolpaban apiñados entre estantes, recovecos y montoneras. Me indicó la parte en la que estaban los de lengua inglesa y allí me dejó solo mientras el volvía a la parte de la tienda reservada al público.
Tengo que decir que en ese momento agradecí en el alma el gesto que tuvo. No porque pensase que lo tuvo exclusivamente conmigo, porque seguramente otra persona que entrase en idénticas circunstancias también recibiría la misma atención. Él no me conocía de nada y tuvo un gesto de confianza permitiéndome pasar.
Es cierto que se podría pensar que es algo interesado ya que realmente con eso lo que se propicia es que aumenten las posibilidades de venta, pero nada más lejos de la realidad. Perfectamente podría haber robado un buen lote de libros si hubiese querido porque me dejó solo el tiempo que quise o podría haber hecho sabe dios que barbaridad mayor. A eso le llamo confianza y es algo que aprecio mucho.
Finalmente terminé cogiendo un libro que debí haber leído hace ya muchos años cuando me era obligatorio hacerlo, Moby Dick. Ya hacía tiempo que me apetecía leerlo y si no es por una cosa es por otra nunca termino por hacerlo. Cuando fui a preguntarle el precio me hizo gracia ver como casi le abochornaba hablar de dinero. Finalmente, algo avergonzado, terminó por dejármelo a menos precio del que tenía marcado y visto que es una edición de Penguin y que el libro es un tochazo fue un precio más que bueno. Digo tochazo no porque los libros los valore al peso, pero es que si son más grandes a igualdad de condiciones tienden a valer más también en las librerías. Al final terminamos liados de charla y creo que estuvimos unas tres horas hablando de los temas más variopintos. No voy a decir que haya que santificar al hombre por estos detalles pero cuando estás tragando porquería de tanta gente se agradecen estas cosas.

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